Proyecto Epítome

Este pequeño lugar contiene resúmenes de obras literarias. Nada más, y nada menos. En concreto, trato de ofrecer aquí una lista más o menos exhaustiva de las obras literarias escritas en cualquiera de las lenguas occidentales, con una mirada más detenida en la literatura en español.

El proyecto nació con un propósito totalmente personal: cuando decidí leer todas las obras clásicas que tuviera al alcance, en un orden más o menos cronológico, me encontré con la necesidad de guardar un registro con sus contenidos, para poder consultarlo más adelante.

Pasado un tiempo, pensé que estos resúmenes podrían ser útiles para otra gente, tanto estudiantes como personas interesadas en este género pero que no dispusieran del tiempo o los recursos necesarios. Y se me ocurrió que el formato de un blog típico me permitiría ir añadiendo contenidos poco a poco, de una forma más orgánica de lo que podría encontrar en una enciclopedia estilo «wiki». Así fue como inicié la andadura de "Epítome clásico".

Luego, el proyecto creció en magnitud, al incorporar también este "Epítome occidental", que aún está en pañales, y un "Epítome oriental", blog para el que no he escrito todavía más entrada que la introductoria.

Pero ahora el blog se me queda pequeño. Es un formato más que adecuado para ofrecer el tipo de información que contiene actualmente, enlaces a otras entradas incluidas. Pero, al mismo tiempo, es difícil ofrecer de forma adecuada la vertiente más educativa o divulgativa, que es con mucho la más útil y buscada en el blog. Comentarios de algunos textos, pequeñas secciones con detalles adicionales (al estilo de "¿Sabías que..."), líneas cronológicas o esquemas de las obras tratadas no pueden encontrar su lugar aquí. Al menos no de una manera cómoda y llamativa.

Portada provisional. Es probable que no alcancemos
las obras de Aristóteles en el primer tomo.
Por eso he decidido crear una serie de manuales que contengan todos los resúmenes que aparecen en el blog, además de toda esa información adicional sobre el mundo clásico y su legado en el pensamiento moderno. Y, por si fuera poco, detalles que no aparecen en las propias entradas, sino en los comentarios a las dudas que los lectores plantean.

Por supuesto, esta es una labor lenta que requiere de mucha planificación y no menos ayuda. Si lo que ha leído hasta ahora le ha parecido apropiado, tal vez le gustaría apoyar este proyecto educativo.

De momento, puede aportarnos sus preguntas. Esas cuestiones que se plantean en los comentarios a las entradas llevan el contenido del blog por unos derroteros que no siempre pueden ser previstos cuando se preparan los contenidos, y permiten ofrecer una imagen mucho más amplia del conjunto.

Más adelante, cuando esté disponible, quizá pueda adquirir el primer volumen de la colección.
Y por supuesto puede invitarme a un simbólico café mediante la página de ko-fi.

En cualquier caso, muchas gracias por el interés mostrado en la literatura clásica en general, y en este pequeño sitio en particular. Le invito a comentar aquí cualquier sugerencia sobre la marcha del proyecto o sobre el blog en general.

Luccreth moccu Chíara

Este temprano poeta, cuyo nombre se escribe en ocasiones Luccrad (o Luccraid) y a veces Lucrith, nació en la región sudoeste de la isla de Irlanda. Formó parte, por afiliación o familia, de los Ciarrage (esto es lo que indica la arcaica forma moccu que aparece en su nombre), cuyo héroe epónimo, Ciar, fue hijo de Fergus mac Róich (enemigo de Conchobar en algunas historias del Ciclo de Ulster).

Poco más sabemos de su vida, a parte de que podemos situar la producción de su obra en torno al año 665.

En cuanto a su obra, se le ha considerado un experimentador de nuevas métricas, al fusionar el verso aliterativo y silábico con formas acentuales y rítmicas. Se le atribuyen tres poemas, todos de tema genealógico.

· Ba mol Mídend midlaig («Fue la declaración profética de Midend, el necio»), cuenta la migración desde Ulster hasta las tierras de Munster por parte de los ancestros de los Corcu Óchae, que trazaban su ascendencia hasta Dubthach Dóeltenga (aliado de Fergus y también héroe del Ciclo de Ulster).

· Cú-cen-máthair («Sabueso sin madre») se centra en la genealogía de este rey de Munster, desde el mismísimo Adán. Este poema es el que nos permite fechar la producción de Luccreth, pues Cathal Cú-cen-máthair reinó entre los años 661 y 665. El poema incluye un listado de los 72 grupos que se dispersaron desde la llanura de Shinar (el nombre de Mesopotamia en la Biblia hebrea) después del desastre de la torre de Babel. Pero los nombres de estas gentes, que se acoplan al verso irlandés, no derivan del Génesis, sino del listado de lugares que, incluidas antiguas provincias romanas, son mencionados en los libros IX y XIV de las Etimologías de Isidoro de Sevilla.

· Connailla Mebd míchuru («Mebd organiza contratos malignos»), un poema de 73 líneas que contiene una de las referencias más tempranas a sucesos y personajes del Ciclo de Ulster. El poeta se refiere al material que presenta como sen-eolas («viejo conocimiento»), en el sentido de que eran tradiciones legadas por las generaciones anteriores.

El contenido de este último poema ocupa el exilio de Fergus mac Róich, héroe de Ulaid (nombre antiguo de Ulster), ordenado por el rey Conchobar, su marcha con la reina Mebd y su marido, Ailill mac Máta, y su implicación en la guerra en torno al castillo Ulaid. En esta versión, al contrario que en otros escritos del Ciclo, como El robo de ganado de Cooley, el exilio no se produce en Connacht, sino en Tara. Además no aparece el personaje de Cú Chulainn, cuyo papel en la defensa del castillo es realizado por Fiacc, hijo de Fergus. El poema se extiende un poco más, y cuenta cómo los descendientes de Cethern, héroe de Ulaid, se establecen en las tierras centrales y, en tiempos del rey Óengus se desplazan a la región de Munster, al sudoeste de la isla.

Libro de Vercelli

Llamado así por haberse encontrado en la Biblioteca Capitular de Vercelli, en Piamonte (norte de Italia), el Libro de Vercelli es un antiguo códice escrito en anglosajón antiguo. Su presencia en Vercelli se debe a la existencia de un hospicio para peregrinos ingleses, fundado hacia 1227 por el obispo Guala Bicchieri, quien fuera legado papal en Inglaterra.

El manuscrito se escribió y compiló en el siglo X, pero algunas obras (particularmente, los poemas de Cynewulf) pueden ser muy anteriores, y forman buena muestra de la literatura anglosajona temprana.

Contiene 23 homilías, un breve sermón sobre la vida de San Guthlac (basado en la Vita Santi Guthlaci de Félix -siglo VIII-), cinco poemas y un fragmento de un poema con rasgos de homilía. Esta selección podría haber sido organizada como inspiración personal, basada en su contenido sobre la penitencia y el trasmundo, y no parece haber un diseño ulterior en mente. El escriba realizó una copia bastante mecánica, pues mantuvo el dialecto de los textos originales, e incluso siguió los signos de puntuación. Esto nos sirve para saber que los textos proceden de fuentes diversas.

  • De las homilías, ninguna puede ser fechada, ni se les puede asignar un autor. Muchas parecen traducciones de textos latinos, aunque las escasas citas en latín dejan entrever que quien copiara el Libro de Vercelli no era muy ducho en esa lengua. En general, se presentan en el dialecto sajón occidental. Muchas de las homilías son sermones sobre temas variados, preparadas para ser pronunciadas a lo largo del calendario litúrgico. Otras dos (I y VI) son principalmente piezas narrativas que carecen de la estructura propia de las homilías. La homilía I trata la Pasión, tal y como aparece en los Evangelios y sin comentario alguno. Las homilías II-IV, VII, IX, X, XIV, XV y XXII tratan temas como el Fin del Mundo y el arrepentimiento ante el Juicio. Las homilías V y VI explican la Natividad, la XVI describe la Epifanía, y la XVII la Fiesta de la Candelaria. Las homilías XI-XIII y XIX-XXI forman sendas tríadas pensadas para los días previos a la fiesta de la Ascensión. La XVIII y la XXIII describen vidas de santos: San Martín y San Guthlac, respectivamente. La número XXII explora el destino del alma tras la muerte, pero parece más un escrito contemplativo que una homilía típica.
  • El poema Andreas cuenta la historia del apóstol Andrés, tomado como héroe literario. Parece que el texto, que cuenta con 1722 versos, está basado en una fuente latina derivada de Los hechos de Andrés y Mateo entre los antropófagos, obra griega del siglo IV. El desconocido autor del poema añadió los aspectos del héroe germánico a su protagonista, e incluso se ha hablado de cierta influencia del poema Beowulf. El primer medio millar de versos relata el viaje por mar de San Andrés, o Andreas, durante el cual confía en Dios para que encalme las aguas tormentosas. Con la ayuda de Jesús, que hasta el momento se ha hecho pasar por miembro de la tripulación, logra rescatar a San Mateo de los mermedonios, una raza de caníbales. Pero es atrapado y torturado, lo cual hace que el castigo de Dios caiga sobre Mermedonia. Sus habitantes se arrepienten y se convierten, y San Andrés puede marchar, no sin antes establecer un obispo para liderar a la comunidad.
  • Los poemas Destinos de los Apóstoles y Elena ya se han tratado al hablar sobre su autor, Cynewulf.
  • El poema Alma y cuerpo implora al cuerpo vivir de acuerdo al destino del alma, y no seguir los deseos de la carne. Existen dos versiones, que varían en estructura y longitud. La que aparece en el Libro de Exeter, con 126 versos, termina tras la alocución del Alma Maldita. La del Libro de Vercelli incluye 40 versos adicionales, que contienen un discurso paralelo, el del Alma Bendecida (en general se piensa que es un añadido posterior de otro poeta). Sin embargo, le faltan varias páginas que dejan el poema inconcluso.
  • El sueño de la Cruz está escrito en verso aliterado. Puede ser tan antiguo como la Cruz de Ruthwell (siglo VIII), ya que allí aparecen algunos versos, aunque hay evidentes diferencias. Su autor es desconocido, y no en pocas ocasiones se ha tratado de asignar a Caedmon o Cynewulf. Respecto a este último, es cierto que algunas características temáticas permiten relacionarlo con el poema Elena (la Cruz que sufre, un autor envejecido y más allá de los goces de la juventud), pero esto podría deberse a una influencia de dicha obra. Aparecen diversos elementos de influencia anglosajona, como un Cristo con una imagen similar a la de un señor de épocas heroicas o un árbol parlante que en cierto modo podría ser considerado una concesión a una cultura animista que debía ser cristianizada. El poema puede dividirse en tres secciones: en los versos 1-27, el narrador da inicio a su visión de una Cruz cuajada de gemas, en la que descubre manchas de sangre; en los versos 28-121, es la propia Cruz la que cuenta la Crucifixión desde su propio punto de vista (comenzando desde el momento en que es tallada a partir de un árbol y descubre que no soportará el peso de un criminal, pasando a ser uno con Cristo y siendo resucitada con él, y adornada con oro y plata); por último, en los versos 122-156, el autor reflexiona sobre su visión, da gracias a Dios y espera poder reunirse de nuevo con la Cruz.